El pueblo de Ledantes tuvo un pasado histórico importante, aunque el primer documento donde se cita a la localidad es del año 1353, cuando se nos dice que es lugar de don Tello, pagando al rey moneda y servicios, no pagando yantar ni fonsadera que eran impuestos de la época.
Cada vasallo de la población debía de entregar anualmente a don Tello, señor de Liébana, por infurción, fanega y media de pan; los seis celemines de trigo, los nueve celemines de centeno, los tres celemines de cebada y, cuatro dineros. Daban cada año los vecinos de Ledantes junto con los de Villaverde, por derecho de martiniega, a don Tello, nueve maravedís.
Lo cierto es que en las cercanías del pueblo existe un paraje conocido como San Andrés, en la ruta que conduce a las antiguas minas de Mesadal, donde en sus cercanías se encuentran topónimos como Peña Cogolluda, Lebanza, La Cruz y Llan de la Torre todos ellos muy significativos de la presencia en tiempos pasados de un monasterio u iglesia, con posible población y tierras de cultivo.
El lugar está resguardado por el monte Robea, a la izquierda, así como por La Mata y las Rozas, a la derecha y, por el centro del valle discurre el río de San Andrés. Los vecinos del pueblo de Ledantes recuerdan el lugar donde se encontraba una ermita, junto a la actual presa y por encima del muro que la rodea en su parte superior, donde había piedras talladas pertenecientes a la antigua edificación. Todo ello, lo completa la existencia de un antiquísimo cementerio en la Peña Cogolluda, entre el lugar de San Andrés y la pista que conduce a los puertos de Riofrío.
Desde este cementerio, según tradición oral, se trasladaron los restos a la huesera que se encontraba en el muro este de la iglesia parroquial, y que fue limpiada en las obras de acondicionamiento y restauración que se realizaron hace unos años.